Saturday, May 15, 2010

La razón de ser de unas Fuerzas Militares

La existencia de las Fuerzas Militares de una nación, o del Ejército como comunmente se les denomina, ha sido motivo de discusión en muchos países porque los costos de crearlas y, sobre todo, de mantenerlas en capacidad combativa son elevados y pueden exceder muchas veces su capacidad económica. Esta carencia de recursos es aún más notoria en países como el nuestro, que pertenecen a la categoría de los subdesarrollados porque necesitan de préstamos para adelantar obras de infraestructura y algunas veces para apuntalar el presupuesto de funcionamiento.

Aún en estas circunstancias, las Fuerzas Militares deben existir porque la defensa en los órdenes interno y externo no se improvisa y tiene que asegurarse con elementos propios pues confiarla a países protectores es colocarla en entredicho y renunciar a la soberanía.

La defensa del orden interno está confiada a la Policía y a los organismos de seguridad del Estado, pero cuando se encuentra alterado de tal manera que son incapaces de mantenerlo, el Gobierno está en la obligación constitucional de restaurarlo mediante el empleo de las Fuerzas Militares. Esto ha sucedido en todos los países y en todas las épocas.

En cuanto a la defensa exterior, todos los países, sin excepción, deben estar preparados para una agresión porque las circunstancias políticas internacionales pueden cambiar de un momento a otro y la formación y preparación de un organismo militar no se pueden improvisar para atender una emergencia, ya que la capacitación de los mandos y el entrenamiento de las tropas toma mucho tiempo.

La preparación de los oficiales requiere especial atención por su labor profesional de dirigir hombres en circunstancias difíciles. Por eso, se ha impuesto su profesionalización para que estén capacitados permanentemente no sólo para cumplir su cometido en su grado y en su cargo sino habilitados para asumir las responsabilidades superiores que en la guerra son inmediatas.

Tan importante y tan demorada es la capacitación de los cuadros de mando que Alemania, limitada por el Tratado de Versalles a no tener un ejército de más de cien mil efectivos, les dio a todos sus miembros preparación de oficiales, de tal manera que cuando, fortalecida, desconoció el humillante tratado y llamó a las armas a dos millones de hombres, tuvo los comandantes suficientes para dirigirlos, ahorrándose mucho tiempo en su organización y evitando la reacción de los que habían sido vencedores en la Gran Guerra.

El entrenamiento de las tropas tampoco se puede hacer a la ligera porque cualquier vacío en su preparación resalta protuberantemente en la guerra, pero sobre todo en el combate cuando ya es imposible de llenar. Este entrenamiento que no es sólo físico sino mental para enfrentar los problemas psicológicos de la lucha, requiere un período de adaptación más o menos largo que incluye, además, variados conocimientos de armas y de elementos para las operaciones que no se aprenden de la noche a la mañana y que deben automatizarse, como por ejemplo, el manejo de las armas en la oscuridad. Tropas sin el debido entrenamiento no tienen seguridad ni fortaleza psicológica en el combate y son proclives a la derrota. Por ello, no se puede adelantar una guerra con milicias o con reclutas, y nuestra historia está plagada de ejemplos para demostrarlo.

Las Fuerzas Militares son un instrumento de las políticas interna y externa de un Estado que en Colombia deben ser empleadas por el Presidente de la República, constitucionalmente su Comandante en Jefe, según las necesidades y las capacidades del país, y de acuerdo con su criterio pues la responsabilidad en este sentido es enteramente suya. Deben existir y no pueden desmontarse según el capricho de un gobernante porque se ponen en riesgo la seguridad externa e interna de la Nación. Por eso su existencia está ordenada por la Constitución Política de los países que quieren tenerlas y bien vale la pena el sacrificio económico que conlleva su existencia.

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