Thursday, July 17, 2014

Copa Mundial FIFA 2014: ¿Nacionalismo o Globalización?


El Campeonato Mundial de Fútbol de la FIFA 2014, que se realizó en Brasil y cuya fase eliminatoria copó bastantes fechas, hizo aflorar en los treinta y dos países participantes, cuyas federaciones están afiliadas a la poderosa multinacional de espectáculos de ese deporte, el interés porque su Selección Nacional disputara el partido final.

Qué no hicieron los Gobiernos y las respectivas federaciones de este deporte para prepararse convenientemente y salir airosos en la competencia que les permitiría  figurar en la elite del fútbol mundial. Y qué no decir de Brasil, país designado para organizar el certamen, encargo que recibió como un preciado galardón así tuviera  que “empeñar hasta la camisa” para agradar a la FIFA.

Antes que ayudar a la Globalización, como la entendemos modernamente, el campeonato fue una manifestación de Nacionalismo a nivel mundial. Aunque el fútbol es un deporte global que se juega en 209 países, incluyendo algunos que lo han aprendido a jugar cuando no tenían ni idea en qué consistía y otros, como Estados Unidos, en el que otros deportes acaparan el delirante entusiasmo del público, el campeonato despertó un creciente nacionalismo manifestado en los uniformes con los colores patrios, en las banderas nacionales ondeando no sólo en los estadios el día de las competencias sino portadas con entusiasmo en manos de los hinchas de los equipos, en los himnos patrios cantados con fervor al inicio de los partidos, en fin, en el fanático acompañamiento de las barras que celebraban los triunfos o que se entristecían hasta el llanto por la derrota de su Selección Nacional.

Los humanos tenemos en el fondo de nuestro ser el espíritu de competencia que, desbordado, nos lleva a la guerra cuando no se satisfacen nuestras apetencias y que en la paz se manifiesta, a veces, deportivamente con reglas claras y experimentados jueces, apoyados en algunos casos con moderna tecnología para evitar la violencia en las justas deportivas.

El campeonato de la FIFA, como los Juegos Olímpicos, no hizo sino exacerbar el nacionalismo de sus participantes pues cada país busca con sus triunfos deportivos demostrar su adelanto nacional, y las potencias la bondad de su sistema político.

La participación de la Selección de Colombia fue muy honrosa, a pesar de que aspirar a jugar la Final y lograr el título de campeones no cabía en los cálculos de los entendidos pues es indispensable adquirir experiencia que no se logra sino con muchas participaciones en diversos campeonatos.                

Sin embargo, antes de los triunfos obtenidos por esta Selección, nuestros aficionados a este deporte sentían como propios los éxitos futbolísticos de Brasil y se sentían campeones mundiales cada vez que ellos alcanzaban el preciado galardón. No hay que pasar por alto que Brasil usa sus triunfos en este deporte, en el que es indiscutible potencia mundial, como importante elemento de su política exterior. Por ello, la desilusión que sintieron los colombianos ante la conducta del equipo brasileño con su selección en el partido de Cuartos de Final, es favorable geopolíticamente porque refuerza el nacionalismo colombiano y disminuye la simpatía ante la potencia suramericana, cuya expansión territorial en el subcontinente a costa de sus vecinos nos ha afectado negativamente.

El Campeonato Mundial de Fútbol nos permitió ver que la Globalización no se desarrolla sino en el aspecto comercial donde el incremento de los medios de comunicación y de transporte intensifica las transacciones de bienes y servicios entre los pueblos, sobre todo con las potencias altamente industrializadas que necesitan venderles sus productos a los pueblos en desarrollo para expandir así su comercio.

En el fondo, el sentimiento nacionalista continúa latiendo en el corazón de todos los pueblos del mundo, como se vió en Brasil durante el campeonato de fútbol, contraponiéndose a lo que aparentement se ve como el triunfo de la Globalización.